FOTOS ZENDA LIENDIVIT / JUNIO 2014
lunes, 30 de junio de 2014
domingo, 29 de junio de 2014
TRIPLE FRONTERA (3) / CUMBRES BORRASCOSAS
“Supiste
esclarecer mis pensamientos, me diste la verdad que yo soñé….” el muchacho
entona en castellano un poco duro, boina gris,
barba raleada, aspecto de Che Guevara pero cantando boleros. Luego vendrá "La
cigarra", en portugués, y la escena se volverá un poco más verosímil. Es sábado
a la noche en el restaurante del hotel de Foz de Iguazú, el último destino de
esta parte de nuestro viaje. Día agitado, fotos en Ciudad del Este
a la mañana, el maravilloso Salto del Monday, el cruce del Puente de la Amistad y entonces, claro,
el partido. Suspensión total de actividades. Pantallas encendidas, verde y
amarillo cubriendo la ciudad, la expectación, los penales, los rezos, el llanto
de Neymar, de varios de los que nos acompañan, y recién, un rato después, la tibia algarabía
por las calles y los centros comerciales. “¡Cuánto sufrimiento!” nos dice el
taxista. Hay desencanto y se nota. Pero ¿quien es este chico?, pregunto, el primer gol de Colombia enmudece
a la platea improvisada, James dice la camiseta, una jugada que la televisión brasilera
repite una y otra vez, desde infinitos ángulos, como si tampoco la creyera
posible. Y después el segundo, y el encantador baile con el compañero, como
dejando en claro la obra conjunta. James Rodríguez se llama y al parecer les
alegra aún más el día a los brasileros. ¿Por qué quieren que gane Colombia?, pregunto
desconcertada ante la explosión de júbilo final. “Por el maracanazo”, me
contestan (después me aclaran aquello que Uruguay les ganó un mundial en su
propia cancha, hace más de medio siglo, memoria, venganza y el plato frío,
pienso). “… tantas veces me mataron, tantas veces me morí….”, el falso
revolucionario me devuelve al presente, a las imágenes que se acumulan ya
antiguas en la memoria, las de ese día, y del anterior, a las crónicas que
todavía no escribí, al rostro del nene mbya que aspira pegamento al lado
nuestro, bajo la lluvia, en medio del campamento de plástico y cartón sumergido
en el barro, bajo el diluvio que amenaza ahogar a Ciudad del Este, a la furia
del Paraná y del Iguazú que ya está ahogando poblaciones enteras del Chaco, de Corrientes, a la locura del Puente y a la del Salto que cae a
nuestros pies.
FOTOS ZENDA LIENDIVIT / JUNIO 2014
sábado, 28 de junio de 2014
TRIPLE FRONTERA (2) / AL ESTE DEL INFIERNO
1. Llueve y la
cosa parece ya una maldición bíblica. Pero Ciudad del Este no acusa mayor
impacto. A diferencia de Puerto Iguazú, que sobrevive gracias a sus bellezas
naturales y cifra sus expectativas en el buen clima, ella está inmersa en el
reino de la mercancía. Ella misma es tráfico y transacción, movimiento y
circulación perpetua. El Once sería una versión abreviaba, e inofensiva, de esta forma de
ciudad donde a cada paso el propio cuerpo corre el riesgo de quedar sepultado
bajo sus fundaciones.
2. En Ciudad
del Este no hay conflictos lingüísticos. Después del dinero, el castellano, el
portugués y el guaraní actúan en
forma indistinta. Como las migraciones brasileras sostienen a la ciudad, es el
portugués, sin embargo, la lengua imperante. Pero aquellos idiomas no son los únicos.
En las grandes tiendas no es raro observar guardias de seguridad privada con escopetas
al hombro. Circulan entre la gente con la mano en el gatillo y,
previsiblemente, cara de pocos amigos.
3. Si el
tráfico configura la atmósfera pesadillesca de la ciudad mercantil, el
verdadero infierno está a unos metros de distancia. En un terreno baldío al costado
de la Estación
de Ómnibus se alza el asentamiento del grupo étnico Mbya. Familias expulsadas
de sus tierras de origen que recalaron en la gran ciudad. Y quedaron atrapadas en ese umbral del tiempo
en donde la frontera entre lo arcaico y lo moderno se materializa en forma
violenta sobre los cuerpos. Niños aspirando cola de zapatero, niñas
prostitutas, el agua a la atura de los tobillos y la certeza de una excomunión
eterna.
Ciudad del Este / Fotos Zenda Liendivit (Junio 2014)
viernes, 27 de junio de 2014
TRIPLE FRONTERA (1) / PUERTO IGUAZU
Un arañazo en la selva
El avión
que nos trae aterriza en medio de la tormenta. En medio de un verde continuo
que brota de las mismas nubes negras. Apenas un claro entre selva y cielo, pálido,
chato, un pueblo con largas siestas y sueños de ciudad. Es jueves al mediodía y
llegamos a Puerto Iguazú, el primer vértice de la Triple
Frontera , esa enigmática zona que en el imaginario siempre
parece orillar la locura, la conspiración y la ficción. Nos recibe un calor húmedo
y una lluvia que a ratos se vuelve torrencial. Desaforada. Como las inundaciones
de la semana pasada, cuando la región naufragaba a la deriva de su violenta
geografía. Iguazú (¿dónde habrá quedado la y?). Agua grande, para bien y para
mal. Lo que la visibiliza en la cartografía mundial como destino de
interminables contingentes turísticos, también la condena. Y el agua no es su única
maldición.
Trifinio
Triple
Frontera. Triple Alianza. No puedo evitar la asociación. Tres precarios
monolitos articulan el triángulo virtual que enlaza tres territorios. La lancha cruza a Paraguay; el Tancredo Neves, a Brasil. Son los
vecinos de enfrente. El antiguo enemigo y el antiguo aliado confabulados en la
frontera devenida espectáculo que reclama pasarela, mirador y feriantes. Una zona
fundada y espejada en el encuentro de dos turbulencias. El Iguazú que muere en
un recodo después de su diabólico (y maravilloso) recorrido y el Paraná que
sigue, que sube, que arrastra y sepulta.
Triple Frontera / Puerto Iguazú
Fotos: Zenda Liendivit / Junio 2014
viernes, 20 de junio de 2014
EL PADRINO 2 / LA FIESTA DE LOS BUITRES
La
fiesta de los buitres
El
homenajeado pide que todos admiren su pastel de cumpleaños. Una liturgia obligada,
explotada al modo Coppola: mientras la torta se corta y es distribuida entre los
invitados, el hombre habla, casi pontifica, de las posibilidades, de la finitud
de la vida, de lo que daría por que le quedaran veinte años más. A su lado,
Michael Corleone sonríe, relojea, mira lo que no se ve y escucha lo que el
otro no dice. El viejo mafioso sigue, se
felicita de contar con un gobierno cubano aliado y facilitador de sus negocios.
De la prosperidad que les espera. La torta circula, los trozos se destrozan en
mandíbulas felices, satisfechas como buitres.
Se acerca fin de año en La Habana y el país todavía sigue servido en
bandeja, cortado, repartido y despedazado. Un último festín carroñero antes del
ingreso de las tropas revolucionarias.
sábado, 14 de junio de 2014
domingo, 8 de junio de 2014
RELATO / LAS TRAMAS SECRETAS
Las
tramas secretas
1.
UN CUERPO FLOTANDO EN EL RÍO
En
la 52 y 6° sería el encuentro, en un deli tan igual al resto que todos
parecían la copia de algún original extraviado quién sabe en qué lugar de Nueva
York. Un sitio común, de esos que ahora abundan en la gran manzana a raíz de
las migraciones y la gente de paso, en tránsito, como los turistas y los
hombres de negocios. La cafetería de la 7° Avenida a donde yo iba cuando estaba
en Manhattan, fue descartada de inmediato, mucha luz, me dijo Columbo, mi
informante, mucha vigilancia policial, nada de cafeterías, había repetido, nos
vemos en la 52, a las nueve de la noche, si no estoy, no espere, siga de largo.
Rumbo a mi hotel recordaba esa frase que sonaba a advertencia o premonición.
Premonición, más que nada: flotando en el Hudson, así se lo encontró a Columbo
al día siguiente, flotando como desperdicio en ese río que era acceso y salida,
welcome, sí, welcome pero también good bye, pertenencia y sepultura.
—Adiós,
muñeca.
—Quiero
ver al cochero.
—Yo
soy el cochero.
El
hombre está recostado sobre un carro tirado a caballos, con techo negro y
tapizado rojo, sobre la 59. La contraseña se le había ocurrido a Ray, en
homenaje a Raymond Chandler, me dijo.
—Columbo
quiso vender el Van Gogh a un traficante pero no se pusieron de acuerdo, algo
pasó, entonces se comunicó con el dueño, un coleccionista que organiza
exposiciones en Manhattan, yo le di el dato, conozco al hombre y sé que le
habían robado la pieza, la dio por perdida hace rato, no hizo denuncia
policial. Todo iba bien hasta que aparece muerto en el río. Entonces le aviso a
Ray, porque a Ray siempre le interesan estas historias, Ana está en el Hotel
Wellington, te va a buscar a la parada, me dijo, conectala con la gente
de Harlem…
Empieza
a refrescar, es septiembre y la noche cae rápidamente. El botones me abre la
puerta de calle, dos hojas de vidrio pesadas. El lobby del Wellington está
atestado de turistas, o por lo menos, así parecen, por el aire despreocupado y
la variedad lingüística. Los maleteros van y vienen con los carritos repletos,
no miran a nadie pero radiografían a todos. Espero el ascensor entre una
multitud: soy Ana Sánchez, o Anna Green, o Ana Ruiz, a veces Isabel. Soy la
fuente anónima de Ray, Ray a secas, el artífice de las notas periodísticas más
ruidosas del mundo mediático de la última década. Ray vende información a las
agencias de noticias. Yo solo me ocupo de los fragmentos, aquéllos que dan
verosimilitud al relato; la historia completa, en realidad, la terminan armando
ellos. Vendo fragmentos y de eso vivo. De fragmentos. Como los que tuve que
recoger en Berlín el año anterior, cuando me fui con la expectativa de realizar
el reportaje de mi carrera y terminé casi con las manos vacías. O, tal vez,
solo parecían vacías. Pero ese es otro cuento. Ahora estoy en Manhattan, con un
cadáver, un Van Gogh robado y mi nombre falso flotando en el Hudson ...
Ir al relato completo:
sábado, 7 de junio de 2014
COORDINACIÓN ESTRATÉGICA DEL PENSAMIENTO NACIONAL
El
pensamiento de afuera
Hay que decirlo: el nombre tiene reminiscencias de la policía del pensamiento de Orwell mezcladas con ecos empresariales, algo marketinero, remotamente bélicas. O tal vez, nos recuerda a Control, la Agencia Secreta del bien que luchaba contra Kaos, la organización del mal, de aquella serie de fines de los 60. Una fusión entre la árida y tecnocrática realidad y la ficción más delirante. Pero, ¿qué hay afuera del lenguaje? Se habita el lenguaje, y el nombrar no tiene nada de inocente. Se funda entonces una Secretaría destinada a planificar acciones sobre el pensamiento. Pensamiento nacional. Es decir, alambrado de acuerdo a alguna incierta geografía y cuyos límites, parecen, desde el nombre no inocente, inviolables. Si todavía nadie se puso de acuerdo sobre el ser nacional, mal pronóstico le espera a su pensamiento. Pero se lo alambra por las dudas, coordinando operaciones planificadas para la defensa de aquella entelequia. ¿Defensa de qué? Del afuera, de las contaminaciones del pensamiento de afuera. Afuera de la entelequia tampoco es un lugar demasiado preciso. Pero sin dudas, es mucho más fácil de visualizar. ¿Habrá una secreta necesidad de expulsar “ese afuera” del pensamiento imperante para que aquel no devele el verdadero lugar que tendría que ocupar todo intelectual que aspire a una cultura emancipadora? ¿Terminaremos haciendo fogatas con los libros de Nietzsche, Heidegger, Deleuze, Poe, Joyce, Artaud, Baudelaire, Kafka, Benjamin, Foucault, Camus y tantos otros que provocaron rupturas vitales a través del desmantelamiento de tradiciones y de sistemas de pensamiento opresivos y opresores, y de los cuales heredamos ese espíritu crítico que nos lleva a desconfiar de nombres y de toda acción destinada a legislar lo ilegislable? Esperaremos el próximo capítulo.
jueves, 5 de junio de 2014
TECNOLOGÍA Y PODER / YBYCUI
TECNOLOGÍA Y PODER
Paraguay antes de la Guerra
Fundación de hierro en Ybycui
Paraguay antes de la Guerra
Fundación de hierro en Ybycui
(FOTOS: ZENDA LIENDIVIT / 2014)
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