sábado, 31 de agosto de 2019

A PROPÓSITO DE LA CENSURA DE FACEBOOK A REVISTA CONTRATIEMPO

Facebook o el temor de Goliat





La censura opera a veces en forma invisible, a veces en forma preventiva. 
Como saben nuestros lectores, la revista recurre a diversos registros a la hora de pensar y comunicar: notas, ensayos y comentarios críticos, producciones fotográficas, selección de noticias, diálogo con los lectores y entre los que hacemos Contratiempo en la sección comentarios, humor, etc. Esa no pertenencia a color, partido, corporación o líder alguno es tal vez una de nuestras características más "irritantes". Escozor que se vuelve amenaza en tiempos donde la opinión pública es el objeto de deseo indispensable. Lo veníamos charlando de hace un buen tiempo. Es decir, estábamos preparados para el zarpazo. 

Las razones de censura que esgrime Facebook son tan infantiles como peligrosas: acusa a los compañeros (Meletea, Contratiempo Ediciones y a la página profesional de Zenda Liendivit) de publicar Spam en este muro cada vez que intervienen. Sí, así como lo oyen y leen: Spam. Correo basura. Masivo. Como aquí nadie publica Spam sino comentarios críticos, nos vemos obligados a leer el metamensaje: Contratiempo está integrado por varios núcleos que trabajan en conjunto, la revista, la editorial, la librería, el centro de estudios. Esa “basura” entonces se refiere nada menos que a la producción independiente que representan los nombres. Facebook, casi como si no pudiera escapar de sus verdaderas intenciones, confunde “nombre propio” con “producto, mercancía”. Si Meletea y Contratiempo Ediciones opinan, Facebook lee que allí hay publicidad, Spam, no opiniones ni críticas sobre la entrada en cuestión. 

Pero más allá de esta excusa, que es la confesable (y que además lleva la leyenda de "si no estás de acuerdo con este bloqueo enviános tu opinión, aunque nunca leemos todo lo que nos llega"), Facebook también es consciente de que una revista de cultura independiente, que muestra ese diálogo en su propio seno, se torna altamente peligrosa (primera señal de alarma: un ofendido “lector” se quejaba de que nuestra directora intervenía en los debates). Ve allí una estrategia de seducción, de formateo de subjetividades ya no desde una persona sino desde varias, que no son nombres personales (cosa que FB ama), sino comunidades de pensamiento (cosa que al parecer odia). Algo así como si fuéramos una mini corporación que encima anda criticando a dios y al diablo. 

Y aquí radica el verdadero problema: no solo “ni amos ni dioses ni estados”, sino tampoco corsetería comunicacional para el que están preparados sus algoritmos y, principalmente, sus intelectos y sus intereses con otros poderes que invierten fortunas en milicias digitales. Facebook opera como el tiranuelo a escala planetaria, como el poderoso que, con una política de dominación y control perfectamente orquestada y escudada en el irrefutable valor de la "amistad", espera con miedo la aparición de un David que le aseste el hondazo. 

Sabe de su poder, y sabe de su debilidad: su profunda estupidez.

sábado, 24 de agosto de 2019

SEXO, TIEMPO Y CIUDAD

Sexo, Tiempo y Ciudad

Resulta interesante detenerse en las formas de "retratar" la búsqueda de amor y sexo en la serie, en el cruce de siglos y en una gran metrópolis, y su comparación con la actualidad. Al margen de los medios tecnológicos al alcance de la mano, no parece haber una gran distancia de entonces con ahora: las chicas van al frente en todo momento. Lo qué sí es llamativo es que en esa década la soltería "post veinte" fuera considerada, según la ficción, como una anormalidad. Las seis temporadas, cuando casi todas (salvo Samantha, la monumental Kim Cattrall) recorren la treintena, configuran una enciclopedia de las relaciones amorosas. En el segundo film, el último y muy malo, ellas ya iniciaron los 40. Y se nota: la pérdida de la juventud, de la belleza fresca que las habilitaba para todo tipo de tropelías sexuales y/o románticas, reduce a las cuatro mujeres a la vida doméstica, al anquilosamiento sin sobresaltos en sus vidas profesionales, a los viajes exóticos como señoras acaudaladas, a la crianza de los niños... y al fin de las monerías y de los primeros planos. El paso del tiempo es cruel. Pero más aún el estereotipo de la mujer después de "cierta edad", que tanto le cuesta a Hollywood. En ese punto, sin dudas, la factoría anda medio atrasada con respecto a la realidad.