viernes, 27 de junio de 2014

TRIPLE FRONTERA (1) / PUERTO IGUAZU

Noticias desde la Triple Frontera

Un arañazo en la selva
El avión que nos trae aterriza en medio de la tormenta. En medio de un verde continuo que brota de las mismas nubes negras. Apenas un claro entre selva y cielo, pálido, chato, un pueblo con largas siestas y sueños de ciudad. Es jueves al mediodía y llegamos a Puerto Iguazú, el primer vértice de la Triple Frontera, esa enigmática zona que en el imaginario siempre parece orillar la locura, la conspiración y la ficción. Nos recibe un calor húmedo y una lluvia que a ratos se vuelve torrencial. Desaforada. Como las inundaciones de la semana pasada, cuando la región naufragaba a la deriva de su violenta geografía. Iguazú (¿dónde habrá quedado la y?). Agua grande, para bien y para mal. Lo que la visibiliza en la cartografía mundial como destino de interminables contingentes turísticos, también la condena. Y el agua no es su única maldición.

Trifinio
Triple Frontera. Triple Alianza. No puedo evitar la asociación. Tres precarios monolitos articulan el triángulo virtual que enlaza tres territorios. La lancha cruza a Paraguay; el Tancredo Neves, a Brasil. Son los vecinos de enfrente. El antiguo enemigo y el antiguo aliado confabulados en la frontera devenida espectáculo que reclama pasarela, mirador y feriantes. Una zona fundada y espejada en el encuentro de dos turbulencias. El Iguazú que muere en un recodo después de su diabólico (y maravilloso) recorrido y el Paraná que sigue, que sube, que arrastra y sepulta.








Triple Frontera / Puerto Iguazú
Fotos: Zenda Liendivit / Junio 2014