viernes, 23 de septiembre de 2016

MICROFASCISMOS, VÍCTIMAS Y VICTIMARIOS

Microfascismos, víctimas y victimarios

Perseguidos, hostigados, intimados; patoteados telefónicamente o por escrito, con términos rimbombantes y amedrentadores: no sabíamos que éramos tan molestos! 
Lo curioso es que también criticamos a la administración anterior (y también tuvimos un par de situaciones desagradables, por llamarlo de alguna manera). Todo poder sueña con la obsecuencia debida, las cabezas gachas, los pensamientos triviales, la cultura vacía o seudo intelectual, el pasatismo estupidizante. El que piensa, y sobre todo, el que dice lo que piensa desde algún medio de comunicación, resulta un escollo y un peligro. Un hueso duro de roer y digerir. Un malestar orgánico que resiente y desacomoda el cuerpo del represor. Adoctrinar en la obediencia y el miedo es el objetivo y la pedagogía. La naturalización transversal, lenta y progresiva, de la pérdida del derecho a hablar, pensar y disentir es la estrategia que funda esos "microfascismos" donde todo el mundo, o sea nadie, resulta cómplice y responsable. Este es el verdadero triunfo de las nuevas derechas del siglo XXI: que la víctima termine siendo también la victimaria.

sábado, 17 de septiembre de 2016

OBSESIONES. NOTAS SOBRE ARTE Y LITERATURA


Obsesiones es un libro íntimo y a la vez un trabajo ensayístico, por momentos meticuloso, sobre temas, autores y pensamientos que conforman tanto las afinidades electivas de la autora como las de sus objetos de estudio. Constituye más que una biografía intelectual, un modo de lectura que tiene como eje la obsesión ajena que actúa y deja huellas sobre la propia escritura. La modernidad de Baudelaire y la refundación lírica de París; el pensamiento fragmentario de Deleuze; Berlín, la infancia y el horror en Döblin; Kafka y la construcción literaria de Praga; el pensamiento marginal y antiacadémico de Ezequiel Martínez Estrada; el derrumbe de Fitzgerald en la Nueva York de la década del 20; las tensiones entre locura, civilización y lenguaje en Artaud; el erotismo en Bataille, Bernini y Schiele; el amor, la locura, el paisaje y la expiación en Emily Brontë; las vanguardias estéticas; la arquitectura visionaria de Salamone y los pueblos de la pampa; los viajes, las pasiones, las utopías, la ciudad, son algunas de estas obsesiones. Fiel a su estilo de reunir lo que suele quedar atrapado en estudios especializados y disciplinas cerradas, Zenda Liendivit va tras ellas, a la manera de Cioran, en un ejercicio de admiración. Y para leer, desde esa escritura obsesionada, la actualidad.

Texto de contratapa del libro "Obsesiones. Notas sobre arte y literatura", de Zenda Liendivit, editado por Contratiempo Ediciones en septiembre de 2016

jueves, 15 de septiembre de 2016

NOVEDADES EDITORIALES: OBSESIONES. NOTAS SOBRE ARTE Y LITERATURA


PROLOGO

¿Por qué escribimos cuando podríamos no hacerlo? ¿Qué nos mueve hacia ese mundo de signos, palabras, frases, puntuaciones y espacios en blanco; a lidiar con ideas, significados y sintaxis? Y sobre todo, con esa angustiosa búsqueda, consciente o no, de la voz propia. De esa gramática que nos torne inconfundibles aunque, como diría Jünger, hablemos de protozoarios. Una escritura que sea ella misma y a la vez, multiplicidad, vecindad y lejanía. Que elabore estrategias que son también formas de la lengua que se tensa, se enrosca y oculta; o se va desenrollando para develar lo inaccesible a todo lenguaje. Trabajo de alfarero, de arqueólogo, de demolición. En fin, ¿por qué nos constituimos, a veces con perseverancia implacable, en autores cuando podríamos guardar silencio? Y aún más abismal, ¿qué garantía tenemos de que el silencio no resulte, al fin y al cabo, mucho más elocuente e ingresivo que todos esos signos, espacios, palabras, sintaxis, oraciones y conjugaciones, figuras que se atropellan en el papel, que exigen materialidad, que aspiran a la posteridad? Ninguna.
Precaria certeza, sin embargo: la obsesión fue la artífice del presente libro —que habla de la experiencia estética, del arte y la literatura. Obsesión de los otros y obsesión propia. Y cómo unas fueron actuando sobre la otra, fueron abriendo en la escritura espacios de vecindad, dejando huellas, creando, como toda pasión, sus propias reglas de lectura, sus itinerarios de pensamiento, sus infinitos desvaríos, registros y repeticiones. Y, claro está, también sus silencios.
Deleuze afirma que el fragmento es constitutivo del ser americano, contra el pensamiento europeo, que siempre anda buscando totalidades cerradas. Hay una lógica detrás de esta articulación del discurso: somos seres de encrucijadas, de mixturas. Incluso impunes, a la manera en que lee Borges la tradición occidental. Encima, malos traductores, nos faltó crianza, aquel suelo natal. Somos seres a la deriva, aunque nos empeñemos en construir (o inventar) historias y abolengos. Este libro pretende iluminar esos fragmentos; seguirlos, que nos sigan. O descartarlos. Esta instancia-confín de la escritura constituye territorio de disputas. Y a la vez, albergue y acantilado. Hay dificultad para renunciar a él pero también, incomodidad en la permanencia. Amor y ferocidad. También despedida. La pasión amorosa comparte con la escritura la búsqueda del instante que se sabe perdido de antemano. Pero ambas insisten.
Obsesiones es un pretexto, en casi todas sus acepciones. Está por delante, recubre, reitera lo ya dicho, lo fijado, precede. Excusa lo que todavía no puedo decir. O escribir. Es un pretexto para no escribir lo otro. El libro se gestó en cuaderno negro, con bolígrafo roller, resaltadores y fibras. A ratos, un laberinto adverso a cualquier tecnología digital; a ratos, un merodeo alrededor de lo mismo, de años de lo mismo, con obsesión de enamorada. Empedrados y deslizamientos tortuosos también. Ninguna línea recta.
Espero que el lector acompañe esta travesía.
 Zenda Liendivit
Agosto 2016

domingo, 11 de septiembre de 2016

CINE / NO RESPIRES

No respiren

A primera vista se podría pensar que es otra chica rubia que corre desesperada a través de interminables pasillos de una mansión horrorosa. Es cierto, pero sería un reduccionismo. El horror opera de manera misteriosa. Y es, como en este caso, productor y creativo. Y aunque el reino del film es la oscuridad, la película esclarece (como quizás pocas veces en esta última época del género) con una luminosidad enceguecedora, valga la metáfora oportuna, hasta qué punto el espacio pone a prueba la condición humana. Y esta prueba la debe atravesar el propio cuerpo, con un aliento que a cada paso puede ser el último. Sin peligro de spoiler, no casualmente la acción transcurre en la devastada Detroit, uno de los personajes principales es ciego y el objetivo es, casi una obviedad, la soleada California.