martes, 18 de septiembre de 2018

CINE ALEMÁN

Las tres cimas
Pienso en el seductor salvajismo de Heathcliff en "Cumbres borrascosas", en correspondencia con la árida campiña inglesa donde se desarrolla la novela. En esa comunión indisoluble entre paisaje, atmósfera y acción que resuelve Brontë con tanta maestría, llevando el simbolismo a una de sus máximas expresiones. "Las tres cimas", del festival de Cine alemán, me convocó por esta idea. Claro que cine no es literatura y Zabeil no es Brontë. Aún así, y a pesar de la bellísima fotografía, la metáfora resulta un poco forzada. O demasiado evidente. Algo de la vieja tradición y densidad alemanas brillan por ausencia. Veremos cómo sigue el festival. 

Cuatro manos

Siempre es un placer escapar de Hollywood y ver otras cosas (ni hablar si las proyecciones quedan a exactamente media cuadra de la casa de una). Sin embargo, "Cuatro manos", thriller psicológico, se parece bastante a lo producido por la meca norteamericana. Dos hermanas, lazo estrecho, dobles, identidades cambiadas, un crimen aberrante, la chica rubia y buena, la morena no tan buena y así, ciertos gestos que se van adivinando antes de que acontezcan. Mal pronóstico para el suspenso. De todas formas, hay algo en la forma de filmar, de narrar, de avanzar incluso en el relato que siguen teniendo sello europeo. Actuaciones excelentes, un guión un poco trillado y cierto final bastante predecible. Aún nos quedan algunos títulos más. 


303 / "El carrillón

Cuando una filmografía va seguida de una nacionalidad, siempre hay que desconfiar. Sobre todo en estas épocas de pos globalización. Porque, ¿qué es el cine de un determinado país? Pienso en "cine argentino" y se impone (y aquí el término no es nada casual) cierto cine. El que va a "triunfar" en festivales, llevándose premios que a nadie importa y que, se sabe, son altamente sospechosos. Filmografía festivalera, de esas que abundan. Como también en la literatura, donde curiosamente los títulos que prenden suelen ser pensados con formatos centrales y susceptibles de ser traducidos y vendidos en ferias gigantescas, del primer mundo, obviamente, donde se negociará la suerte de lo que se leerá con carácter de urgencia y de taquilla. En fin, tema harto conocido. Entonces, "303" parece responder a estas premisas: dos chicos veinteañeros, lindos, rubios, carismáticos, mohíneros, espontáneos y pensantes, que se encuentran de pura casualidad: casi como en una publicidad de gaseosas. Con problemas, eso sí, pero nada demasiado grave. ¿Adivinen cómo termina la historia? 


En el otro extremo, "El Carríllón". Pausa. Paren los festivales. Poco diálogo, casi película muda, alergia a rostros en primer plano, todo lo contrario, la cámara sigue de espaldas a los protagonistas, y una atmósfera que si bien no oprime, gesto clásico del cine alemán clásico, ensaya el grave problema de la época actual casi al pasar. La feroz soledad de seres que, claro está, no tienen ni remotamente posibilidades de inserción alguna. Hermoso film. Una manera de narrar diferente, un poco al estilo de esas monumentales miniseries como "Vida dura" (noruega) y "Una segunda oportunidad" (finlandesa), que comentamos largamente. 
Hay que andar con cuidado con esto de "cine alemán": a veces trae en sus cintas contaminaciones pedagógicas.