viernes, 14 de enero de 2011

SEINFELD / TV A LA MADRUGADA

El enemigo de judíos, católicos y conversos
Jerry Seinfeld está furioso. Desde que se convirtió al judaísmo, su dentista no para de hacer chistes sobre judíos. Durante una consulta, le recrimina al profesional esto que considera una invasión a sus dominios. El hombre le responde que él ya es judío. Y agrega que el humor fue el elemento que mantuvo unido a ese pueblo durante 3000 años. "Fueron cinco mil", corrige Seinfeld con fastidio. "Tanto mejor aún", responde el otro sin inmutarse.  Pero también hace chistes sobre católicos, algo del Papa, Rachel Welch y unos flotadores. Creyendo que es su oportunidad para desenmascararlo, Seinfeld le cuenta al Padre Murray, también paciente del dentista, las presuntas intenciones del mismo: "Padre, le dice, creo que fulano se pasó al judaísmo solo para tener derecho a contar chistes judíos". "¿Y eso te ofende como judío?" interroga el sacerdote. "¡No, exclama Jerry, me ofende como comediante!" Y prosigue, buscando la reprobación cómplice: "Eso no es todo, también cuenta chistes sobre católicos". El padre Murray estalla en carcajadas al oír la historia del Papa y Raquel Welch. Jerry se siente desolado. Antes de salir del confesionario, y como para ratificarse en su rol de comediante, le pregunta al sacerdote si sabe cuál es la diferencia entre un sádico y un dentista. Ante la negativa del otro, responde: "revistas nuevas". El Padre lo mira mal. A partir de allí, todos lo acusan de discriminador, de anti-dentistas, hasta de xenófobo. Solo Seinfeld, con su lógica particular, puede lograr que judíos, cristianos, conversos y ateos -y en casi todos los capítulos, la sociedad entera- se unan para condenarlo. Seinfeld no pasa de moda.