Es interesante la reutilización del espacio público en esta post
cuarentena. Proliferaron de golpe las mesas en las veredas, incluso en bares,
restaurantes o despachos de comidas que no las contemplaban antes de la
pandemia. Veredas bulliciosas que reproducen en cada barrio cierta sensación de
turismo indolente que ralentiza el tiempo metropolitano, como si aquellas zonas
taquilleras destinadas tradicionalmente a la gastronomía y al ocio planificado,
y que se observan en las grandes capitales del mundo, se hubieran extendido a
toda la ciudad (pensaba en San Telmo y Palermo Viejo aquí, pero también en los
cafés de París, en Lapa en Río, en el Soho de Londres, en el barrio de las
Letras en Madrid, en las “desenfrenadas” calles de Ámsterdam, en las colinas de
Lisboa, en las plazas romanas, en casi cualquier barrio de Manhattan). Lo que
décadas de capitalismo privatizador del nivel 0 urbano han construido a favor
de lugares resguardados de “lo otro”, fue borrado de golpe por estos nuevos
modos de sociabilidad callejera. De algo de esto veníamos hablando en relación
al “empobrecimiento” de una metrópolis: se necesita mucho más que un recorte de
fondos para aplacar la exuberancia que la define. Toda metrópolis encuentra
siempre sus vías de escape para seguir siendo. ¿Podrá con el virus, que
pareciera que en ciertas capitales se ensañó más que en otras? Caso de la
fascinante NY, que ahora debate sobre su futuro como gran ciudad, entre el
abandono y la reconstrucción. Yo me quedo sin embargo con las palabras del
inmortal Jerry Seinfeld, pronunciadas en estos días: “Todos odian hacer las
cosas así (de manera virtual). Lo de-tes-tan. ¿Sabes por qué? Porque no tiene
vitalidad... La vitalidad, la actitud y la personalidad no pueden transmitirse
de manera “remota” ni con los mejores cables de fibra óptica ... La energía
humana real, viva e inspiradora existe cuando coagulamos juntos en lugares
locos como la ciudad de Nueva York … Sentir lástima por uno mismo porque no
puedes ir al teatro por un tiempo no es el elemento esencial del carácter que
hizo de Nueva York el diamante brillante de la actividad que algún día volverá
a ser”.
Fotos: Z.L (Puerto Madero / Times Square)