miércoles, 2 de septiembre de 2020

FACUNDO ASTUDILLO CASTRO: NO PUEDO RESPIRAR

No puedo respirar


Me lo imagino decidido, tal vez angustiado. Quería reconciliarse con su novia que vivía en Bahía Blanca, los separaba 100 km: si era necesario, atravesaría medio país a pie. A una cuarentena caprichosa que exigía credenciales de circulación, él le opondría la potencia de la voluntad, de la pasión amorosa, del deseo. No llegó a destino. Como un moderno Hansel, con la esperanza del reencuentro, dejó objetos-guías en su derrotero de desaparecido en tiempos (no) democráticos. Pero la bruja no terminó en el horno ni él volvió con madre y novia. Facundo fue asesinado. Y me cuesta respirar cuando escribo esta breve nota, se me sustrae el aire de los pulmones. Ojalá esta sensación fuera tan contagiosa como el coronavirus y nos quedáramos todos sin aire. Gritando y movilizándonos por Facundo. Al que mataron por amor en tiempos de un autoritarismo absurdo. Y mortal.