martes, 10 de febrero de 2015

TURBULENCIAS / DE LAS VEGAS A SAN FRANCISCO

Turbulencias
El ascenso no fue tranquilo; un par de veces el avión perdió altura, con efecto montaña rusa incluido. En los momentos previos, incluso, se dudó del viaje: condiciones climáticas observadas, rezaban en inglés los carteles del aeropuerto de Las Vegas. No había tormenta: era el temido viento de la montaña. ¿Será que éstas tienen espíritu, como afirmaban los aimarás, esos achachilas que al mejor estilo dioses griegos, sufren, aman y odian como cualquier mortal? La inmensidad rocosa, roja, turquesa, gris y, por mucho tiempo, blanca, desde la ventanilla del avión, me hacía olvidar el bamboleo, los gritos de algunos pasajeros, las risas nerviosas de otros, incluso, por qué no, me olvidaba de la muerte. Pasiones encontradas, o dos voluntades en pugna: la inmensidad originaria, centelleante, abismal, con sus propias formas de expresión, del desierto y esa brillosa altanería de Las Vegas. 
San Francisco nos recibió soleada.

  

 



  

 




FOTOS: ZENDA LIENDIVIT (Febrero 2015)