La lección de inglés
But… but… but… repetía ella, una y otra vez, modulando el tono, cambiando el gesto, escenificando las posibilidades, como para que esas tres letras se nos grabaran a fuego, esas tres letras, en tiza blanca, que hegemonizaban el pizarrón verde, eran al fin de cuentas nuestro objetivo a desmantelar: But? What is but, teacher???, preguntábamos entonces a coro, con la técnica del malón que vocifera, con gritos de guerra distractivos, un falso interés que desarticulara al receptor y sobre todo, le robara unos minutos al tedio. Entonces ella seguía, pero… pero… but es pero, pero …, remarcando ya las dos sílabas, nuevamente los tonos, los gestos, las expresiones ejemplificadoras, otra vez, para que las dudas se disiparan y sobre todo, por las dudas de que se nos ocurriera suponer que alguna vez, alguna remota vez, no habría un pero, listen to me, agregaba, recordando su política de poco español, todo en inglés, I went to your house but ….. But what, teacher, but what?, volvíamos a la carga, sin miramientos, como parte del eterno pugilato entre alumnado y profesores, ese jamás darse por vencido aunque sabíamos de la derrota de antemano, no gritábamos hey, teacher, a lo Pink Floyd, porque faltaban varios años aún para el álbum, pero la disconformidad estaba, acicateada por el aburrimiento y la férrea convicción de inutilidad que sobrevolaba cualquier pupitre, cualquier aula, cualquier forma de educación en esos primeros años 70 en Asunción. Pero… pero qué, profe? proseguíamos, indiferentes a toda respuesta, entonces ella, en inglés, chicos, entonces nosotros, pero qué, pero qué, miss, in english, please, in english, pero qué, miss, pero el inglés, pero, claro, en inglés, pero, claro, no iríamos a ningún lado sin él, ni avanzaría el día, ni saldríamos del aula ni de cualquier forma educativa, la lección por fin se nos grababa a fuego… (Del libro "Apuntes para una biografía", en construcción)