sábado, 10 de noviembre de 2018

LOS MONSTRUOS

Los monstruos

Un huésped del cuerpo eterno: no se instala pero tampoco se va definitivamente. Un amante furtivo y violento, al que se odia con la misma intensidad que se lo necesita (jamás un esposo ni alguna aberración semejante): merodea, acecha, seduce, lanza el zarpazo en los momentos menos pensados. Conciliar, no queda otra alternativa: estará allí lo que dure nuestras vidas. Y con suerte, no se las llevará consigo. Así son los trastornos mentales. Sin embargo, no siempre son los peores enemigos: al fin y al cabo, ¿qué es la normalidad? La destrucción a veces suele venir de la mano de los tratamientos, que aspiran a no dejar dudas sobre aquella pregunta. A grabar a fuego en los cuerpos enfermos esa norma tan prestigiosa y solo repudiada, como pose o taquilla, cuando se está bien parapetado detrás de ella. El problema es que una con los psicotrópicos cada vez se parece menos a sí misma. A esa enferma que por fin había entablado vecindad con lo otro. Una extranjera medio analfabeta, entonces, en territorios normalizados.