lunes, 7 de marzo de 2016

CINE / EN PRIMERA PLANA

En primera plana

Belleza en la investigación, en la mirada inquisidora sobre esos detalles que adquieren poder precisamente por su circulación inadvertida. Secretos a voces, negados por todo el mundo para sostener un sistema superior, enfrentados por fin a un elemento destituyente que viene a interrogar las bases de esa supremaciá. Tal vez, hubiera sido interesante profundizar en lo que en el film solo fue enunciado: que la pedofilia es parte del mecanismo, nivelador ycompensatorio, para sostener una ideología que lleva más tiempo en la tierra que cualquier otra. Que reina hegemónica contra viento y marea y que, sobre todo, y a diferencia de las otras, no apela a la razón sino a la fuerza demoledora de lo inexplicable. Del misterio y del dogma. En ese contexto, cualquier aberración no deja de ser apenas terrenal. Y ya sabemos, el hombre nació en pecado. El objetivo entonces de estos apasionados periodistas fue demostrar que allí no había debilidades carnales sino simple operación política de supervivencia. Resortes demasiado precarios para prometen la redención eterna.