Xoximilco, los planes secretos
El silencio a ratos se
torna denso. El conductor apenas indaga sobre nuestro origen y motivo de visita
a México. Circulaba veloz por la autopista en una mañana soleadísima rumbo a
Xoximilco. Entonces, nuestra pregunta inevitable, respaldada por credenciales
periodísticas, sobre la situación política. Renuente al principio, locuaz en el
medio y abrupto al final: hay una estrategia, nos dice, de cooptar el gobierno
con "nuestros mejores cuadros". Las guerrillas no sirven en absoluto, solo la
formación intelectual y la cooptación. Exige, sin embargo, reserva. Cuando
entramos al pueblo, y mientras nos señala el atracadero de las trajineras, se
lo nota impaciente porque abandonemos el auto. En el pueblo la cosa no es muy
distinta: un hombre nos sigue durante cuadras, pero aquí el motivo es otro: el
turista es el preciado botín en esa mañana precaria de lunes. El DF sin
embargo está blindado y uno, en todo momento, siente sombras perseguidoras que
le soplan al oído. "Para mayor seguridad, solo transporte privado",
nos informan en el hotel del Paseo de la Reforma. Algo que previsiblemente
pasamos por alto.
FOTOS: Zenda Liendivit (2015)