El autor y los libros
Los hermosos replicantes de Blade Runner sufrían la angustia de una
caducidad sin legado posible: lo vivido se perdería en el tiempo “como lágrimas
en la lluvia”. Los autores y los libros, ¿estaremos condenados al mismo
angustioso destino? ¿Para quién, en realidad, escribimos? Malos augurios soplan
desde diferentes rincones del planeta con relación al acto de leer. No comparto
esas visiones apocalípticas; en todo caso, y tal vez, la lectura y el libro de
a poco dejen de pensarse como un negocio redituable para transformarse,
selectivamente, en una pasión impostergable: la palabra escrita es herencia,
pero también, retorno.