La obra y la creación
A la producción de una obra la atraviesan sus propias tensiones. Ella misma se vuelve, en algún punto, un callejón sin salida, una suerte de bloqueo que la hace entrar en riesgo. Una pulseada entre el deslizamiento y la resistencia. O la imposibilidad. La palabra cava y socava su objeto y su contexto. No es sin embargo un gesto a priori sino simultáneo: ella se escandaliza a sí misma (que no es lo mismo que narrar ocurrencias y divagues). La obra concluida y lanzada tiene a la vez sus propios derroteros. A mayor facilidad de recepción y circulación entonces, menor trabajo de socavamiento: toda obra de ruptura está inscrita siempre fuera de plano, fuera del lienzo, fuera de página. Siempre en un espacio que, como dice Deleuze, falta.
(Actualidad sombría e incómoda: el arte y la literatura actuales llevan en el mismo proceso de creación sus mecanismos contra-descarrilamientos y desbloqueantes. Narran el escándalo sin escandalizarse).