Lenguaje y resistencia
Bonnie y su hija Cindy asisten a grupos de rehabilitación.
Ambas son ex adictas a la droga y el alcohol, la primera incluso con algún
difuso prontuario. Ambas fueron también madres precoces. La tercera generación,
la adolescente Violet, sigue algunos de sus pasos: está embarazada. Mom es un
producto raro para una época en que la factoría televisiva de Hollywood concentra su
interés en policiales, vampiros y psicópatas. Con actuaciones brillantes, la
serie constituye desde el mismo título una apuesta al lenguaje, al habla
cotidiana y a sus desviaciones encarnadas en seres que de tan comunes se tornan
singulares. Algo parecido a The Middle y obviamente a Two and a half man pero
un poco más trágico. En Mom todo está perdido de antemano. Esa certidumbre es
la que le permite a Bonnie afirmar que si su amiga, ahora condenada por estafa, traicionó a las personas que le habían depositado su confianza, y su dinero, nada menos que tres millones de dólares, no
tendría que ir a prisión sino a Wall Street. Con la frase, la réplica, la
palabra desdoblada sobre sí misma, los personajes acometen la única tarea que
les resta: demoler aquello que los condenó sin remedio, pero tampoco sin
demasiado espanto.