Inquietudes
18° bajo cero que me helaban los
dedos, el edificio de la
Bauhaus, escondido entre riachuelos congelados, estética un
poco anacrónica en la exuberante ciudad reconstruida a hierro, vidrio y
hormigón. Y el cielo azul, rabioso, que apenas cortaba el frío demoledor del
mediodía. No habría que pedirle al pasado quietud alguna: ¿Dónde si no en Berlín comprender esto?