Los traidores
Ni la periferia ni el centro permanecen constantes a través del tiempo. Son lugares móviles y dependen de la época. Un pensamiento de borde no lo es sólo con relación a una institución, como sería la Academia, sino y principalmente, con relación a las voces dominantes, a las legitimadoras de la cultura de cada época. Lo que hace este tipo de pensamiento es precisamente ir contra esas formas que, de alguna manera, establecen los márgenes de acción de lo pensable. Contra una hegemonía que dicta no sólo contenidos sino también formas de circulación, de pertenencia y de recepción, de acceso y de interpretación. Menoscaba, con un trabajo por lo general minucioso y obsesivo, las bases sobre las que se fundan esos mecanismos. Que son las bases culturales de la sociedad que erige a aquellos voceros y respeta aquellas instituciones. El lugar de enunciación, por ese motivo, es una de los elementos fundamentales para descubrir qué pensamientos son realmente desestabilizadores y cuáles solamente adquieren sus modos, que van siempre asociados en la imaginación a cierta rebeldía, para justamente sostener un mismo estado de cosas. El pensador marginal siempre es perseguido con el silencio y la omisión, la excomunión y la soledad. Su obra se lleva tan mal con el presente como él con su época.