El estado de terror
Gaza nos atormenta, nos atormentan los niños, nos atormenta la impunidad y el disparate -como aquello de “las guerras justas” o los genocidas solidarios que informan a sus víctimas sobre la próxima bomba que les estallará en su casa. Recordamos a Camus cuando habla de la “moral de la pandilla” y del desprecio como instaurador del fascismo. El hombre rebelde: una lectura recomendable para los tiempos que corren:
"El terror irracional transforma en cosas a los hombres, "bacilos planetarios", según la fórmula de Hitler. Se propone la destrucción, no solamente de la persona, sino también de las probabilidades universales de la persona, la reflexión, la solidaridad, el llamamiento al amor absoluto. La propaganda, la tortura, son medios directos de desintegración; más todavía: la decadencia sistemática, la amalgama con el criminal cínico, la complicidad forzosa. Quien mata o tortura no conoce sino una sombra en su victoria: no puede sentirse inocente. Por tanto, tiene que crear la culpabilidad en la víctima misma, para que en un mundo sin dirección la culpabilidad general no legitime sino el ejercicio de la fuerza, no consagre sino el éxito. Cuando la idea de inocencia desaparece en el inocente mismo, el valor de potencia reina definitivamente en un mundo desesperado. Por eso es por lo que una innoble y cruel potencia reina en este mundo en el que sólo las piedras son inocentes. Los condenados se ven obligados a ahorcarse los unos a los otros. Es asesinado el grito puro de la maternidad misma, como en esa madre griega a la que un oficial obliga a elegir a aquel de sus tres hijos que será fusilado. Así se ve, por fin, libre. El poder de matar y de envilecer salva el alma de la orquesta de presidiarios, en los campos de la muerte."