Nadie
El film no podía ser más oportuno en
estos tiempos bélicos, aunque se estrenó el año pasado: rusos contra norteamericanos.
Los primeros, retratados con el clásico estereotipo: multimillonarios, brutos y
tontos (el director Ilya Naishuller es ruso); los norteamericanos no se quedan
atrás, supuestos seres “comunes”, pero súper héroes e invencibles. Todos comparten
sin embargo algo en común: son asesinos y trabajan para sus respectivos
gobiernos. Hay guiños a infinidad de películas de acción, drama y suspenso, prestigiosas
y pasatistas, como el monumental “El incidente”, de 1967. O más recientes, las
correrías de Liam Neeson en sus búsquedas implacables o Tom Cruise y sus misiones imposibles, sin olvidar la “ética” de “El Padrino”. “Nobody”
sin embargo fuerza el género y en esa mixtura, llevarnos del drama a la casi
parodia o el grotesco en forma gradual y sin aviso, encuentra su mejor momento.
Un agujero por donde espiar esa “cocina internacional” que solemos perder de
vista cuando tomamos partido por gobiernos, confundiéndolos con el pueblo (y
olvidando que pueblo y gobierno jamás serán la misma cosa. Y, sobre todo, que
cada vez son menos la misma cosa). Descollante actuación de Bob Odenkirk.