viernes, 15 de abril de 2022

CHASCOMÚS / SALAMONE Y UN PUEBLO ECLÉCTICO

 Salamone y un pueblo ecléctico

A medida que el micro se acerca a Chascomús, van apareciendo los countries y clubes de campo. “Aras de esto”, “golf de aquello”: una feroz competencia lingüística para ver cuál suena más pomposo. Los interminables pinares actúan de muralla visual semipermeable, a lo lejos se entretejen las casas. El campo privatizado, pienso cuando veo esas entradas con garita y los inmensos carteles que ofrecen una vida paradisíaca. Como contrapartida, el pueblo es muy cordial. Todos saludan, hasta los niños en bicicleta: un shock, por suerte reacciono a tiempo (la primera vez, me di vuelta para ver si había alguien detrás de mí).  También, cuando ven la cámara (soy la única con una profesional) se acercan y me cuentan qué edificios tengo que visitar. O se quejan de las horribles construcciones modernas que van destruyendo el pasado. O me narran anécdotas. Solo por unos minutos, como cortesía. En todos los aspectos, parece un retorno al pasado. Busco el edificio de la Municipalidad y Legislatura de Salamone, que aquí se volvió neocolonial, y me encuentro con cuadras de modernismos varios, el decó, algo de nouveau, el neoclásico, el neoclasicismo; predominan sin embargo el academicismo de los constructores italianos y un colonial con esfuerzo y a prueba de malones. Un muestrario de estilos, mejor conservado de lo que opinan los vecinos. Por lo menos para alguien que viene de una ciudad como Buenos Aires.