sábado, 28 de marzo de 2009

Apuntes (7) / El norte

El Mariscal se detuvo en Santaní
San Estanislao, o Santaní, es una ciudad ubicada a 150 km. al norte de Asunción. Fue fundada como Reducción Jesuita en 1749 (el nombre se debe a San Estanislao de Kostka, jesuita polaco). En agosto de1869 el que fuera Colegio y vivienda de los sacerdotes se convierte en cuartel del Mariscal López y Santaní en capital transitoria de la República. López se dirige con su tropa a Cerro Corá y se instala, por una semana, en ese pueblo a orillas del arroyo Tapiracuá. Las reliquias de la breve estadía se exponen casi al alcance de la mano en el Museo "Ex Cuartel", las dependencias evocan la vida cotidiana del Mariscal, cama y vajilla de higiene incluidas, y uno tiene la sensación de estar invadiendo la intimidad del que fuera el gran héroe de la infancia (Héroe devenido figura conflictiva a raíz de las múltiples lecturas y revisiones que se hicieron de él, y de toda la historia del Paraguay, tras la caída del stronissmo). Una intimidad, por otro lado, poblada de sangre e intrigas hasta el final: durante esa semana de agosto del 69, nada más, manda fusilar a cerca de cien hombres de su tropa por sospechas de conspiración. La construcción sólida y austera del Museo, con muros de piedra y vigas de madera, cuenta con una galería (construcción típica en Paraguay por motivos climáticos) que se abre al follaje exuberante de la ciudad. Santaní es un pueblo bello y próspero enclavado en San Pedro, uno de los departamentos más pobres del Paraguay, convertido en centro de irradiación desde hace varios años de las más virulentas protestas campesinas en reclamo de la postergada reforma agraria y donde el actual Presidente Lugo ejerció su obispado. Dejamos Santaní al mediodía -los ecos de la Triple Alianza nos resuenan todavía, se mezclan los relatos heroicos y los escenarios monumentales imaginados en la infancia con esta realidad austera, casi monacal, donde López resiste los últimos meses. Pensamos en rastrear esas huellas de la Gran Guerra, que perviven, ya lo experimentamos en Asunción, más allá de museos y libros de historia. Nos dirigimos al norte, a la misteriosa Nueva Germania. Nos previenen sobre rebeliones y cortes de ruta. Pero todo el trayecto, hasta ahora, fue muy tranquilo.