Retorno
Abandonar un lugar entrañable resulta siempre una experiencia conflictiva, la incertidumbre del retorno merodea el momento de la partida. Y es así, no importa si ese lugar queda a 100 o a 10.000 kilómetros de nuestro sitio de residencia. El retorno tampoco garantiza el reencuentro. Muchas veces se quiere volver a lo que se dejó y resulta que esto parte el mismo día que nosotros. Y toma rumbos desconocidos. Hay ciudades que siempre nos reciben con el mismo rostro; otras, son prácticamente irreconocibles. Son los últimos días de nuestra primera vez en Gesell. Nos quedamos con estas dos imágenes: las fiestas en la arena, a la caída del sol, y la playa desierta, por los que ya nos estamos marchando.