Espacio, violencia y actualidad en
Roberto Arlt (Fragmento del Capítulo 1)
La acción siempre es una cuestión potencial, diferida, que se desarrollará en un espacio también potencial. No solamente la sociedad prostibularia del Astrólogo sino el mismo derrotero de Erdosain por Buenos Aires, y en menor medida de Astier, radiografía una ciudad que fluye mentalmente bajo los principios de la técnica y, por lo general, indiferente a la historia. No se recuerda nada anterior al presente, que se acelera solamente por esa tecnificación, esa maquinización del espacio recorrido. Entretanto, se vive en el deseo de lo absurdo, como la salvación por el amor de la doncella que observa desde el balcón de un palacio; por la invención de cosas inútiles, como la rosa de cobre, o, incluso, por la literatura misma. En Arlt, más que las clases sociales, el hombre está en conflicto con algo que no termina de configurar pero que intuye aliado y amenaza. En realidad, la comunidad es una comunidad de monstruos, de enemigos naturales que se sabe paria en un contexto inhóspito (el contexto que encuentra el inmigrante pero también el excluido de los espacios de poder y decisión, de los espacios luminosos de la ciudad y de la cultura, y que se pauperiza con la modernidad) y que, de alguna forma, debe crear alianzas para la supervivencia.