TV / THE MIDDLE
Esto
tampoco es real
Frankie está preocupada; su hija Sue, una chica poco agraciada, torpe pero bondadosa, es impopular en el colegio. Resuelta a ayudarla, y disparatada como siempre, se interna en el FB de las amigas de la joven. Así, día tras día, vive, sufre y se mimetiza con los dramas adolescentes. Pero se topa con un problema: observa que las radiografías publicadas en la red social no se corresponden con la realidad. “¡¡Diosa!!”, “¡Qué sexy estás!”; “¡Deja algo de belleza para el resto!”, lee en los muros de las otras muchachas. “Y te aseguro Mike que no, que viendo las fotos no veo nada de eso”, le dice desconcertada al marido. Este le responde que si todos fueran tan felices como se muestran no lo andarían publicando por ahí, que abandone la vida virtual y salga a la calle. Porque, al fin y al cabo, “si está en las redes sociales es porque no existe”, remata lapidario. Certero pase de factura de la televisión, con lección incluida, a una de sus principales competidoras: sin verosimilitud no hay posibilidad alguna de una buena ficción. Y mucho menos, de un eficaz simulacro.