MY BRILLIANT FRIEND / LA HISTORIA DEL PODER
La historia del
poder
My brilliant friend no es una serie feminista (no leí las novelas, por lo
que me limitaré a la versión televisiva). Mirarla desde esa perspectiva sería
un gesto reduccionista (como reduccionista es el movimiento feminista actual),
que dejaría de lado la compleja trama, tensionada por fuerzas de acción y de
reacción que la llevan de un lado o otro, motorizando el relato. Desde el
momento en que una de las protagonistas se asume como escritora feminista,
el mensaje se debilita. Y felizmente deja paso a eso otro, que no se nombra y
que, cuando menos lo esperamos, da el zarpazo, a veces sutil, a veces violento.
El tema que recorre los más de 60 años de la historia de Ferrante es el poder, en todas sus
formas y de paradero eternamente desconocido: de ahí la universalidad y
atemporalidad del relato. Poder que se camufla, se metamorfosea, serpentea, simula
y se encarna oportunista. En la esfera política (lamentablemente muy retaceada) así como en las relaciones
humanas (sobre todo de una generación a otra). Como en la vida real, nadie sale
indemne de sus efectos: niñas, niños, mujeres, hombres, jóvenes,
universitarios, escritoras, revolucionarios, amas de casa, padres, madres,
comerciantes del barrio, docentes de escuela, académicos prestigiosos o políticos
honorables. El desafío principal de las dos protagonistas será, desde la niñez
hasta la vejez, cómo “eludir las trampas” de ese entramado, imponerse, a lo
sumo, sostenerse en un mundo donde las pasiones íntimas y la constitución de la
identidad se espejan (y a la vez, entran en conflicto) en las convulsiones
externas, la herencia, la tradición y los mandatos sociales. Lo que resulta magistral del relato es la puesta en escena de
una arqueología que produce y reproduce, y que se torna casi gramatical. Y digo
"arqueología" porque la serie de Ferrante / Costanzo se funda y se sostiene en esas construcciones, en los detalles, lo tangencial, aquello sobre lo que el tiempo apenas dejará
vestigios. Potencia del pasado, entonces, en esos restos tan intangibles como materiales
que "Mi amiga estupenda" se encarga de sacar a luz.