viernes, 30 de septiembre de 2011

LA ESCRITURA DE ARIEL (7)

Sarah, Ariel y Suarez conforman un trío de personajes donde el elemento faltante, Ariel, detona a los otros dos. Sarah puede librarse de Suarez; este puede matarla y así eliminar testigos. O Ariel puede retornar del pasado y zanjar la cuestión. Ariel puede ser una historia de pasiones, venganzas y ambiciones. Pero no, no interesa tanto elaborar una ficción sino mostrar que ella, en sus formas de construcción, se constituye en una alternativa de exploración de una realidad que tiende a convertirse en destino. Lo que equivaldría a suponer que hay más instancias de salvación porque bastaría con desmontar ese destino, como se desarma una ficción al ser analizada,  para escapar de él. Como autora, yo no puse arbitrariamente a Sarah en el recorrido de Ariel ni en el de Suarez: yendo atrás en el tiempo, Sarah no podía evitar el circuito de violencia y muerte que Ariel le planteaba. El amor no tiene nada de irracional. De todos los cientos de hombres que entraban al bar, de todos los hombres que pasaron por la vida de Sarah, fue Ariel el único que consiguió esa mirada hacia atrás que al fin y al cabo es la que termina desatando la catástrofe.

(Fragmentos de Ariel, novela-ensayo en construcción, prevista para principios de 2012)

jueves, 22 de septiembre de 2011

ARTE, POLÍTICA Y PENSAMIENTO (LA 3 DE CONTRATIEMPO)

EDITORIAL N° 3 DE REVISTA CONTRATIEMPO
Arte, Pensamiento y Política
(sale a fines de septiembre)


Una revista de crítica y pensamiento es, en esta época, un acontecimiento inesperado. Una certidumbre de futura excomunión vocifera silenciosa desde su formato. El pasado resuma en su portada, aún desde el mismo corazón de la novedad. Pero no sólo la revista como ámbito de reflexión sino la misma crítica independiente parece batirse en una retirada sin retorno. Esa reflexión periférica, extrañada de sí misma, que en otras épocas supo legar a la posteridad una historia gráfica donde se asentaron, tal vez, los movimientos más interesantes dentro de la cultura argentina. Poco y nada queda de esa tradición contestataria. Algo del poder inflamable de la palabra se extravía inevitablemente en el camino de las complacencias y de los intereses ajenos a cualquier reflexión independiente. Revista Contratiempo surgió con la intención de pensar siempre fuera de alambrados y normativas. Ese, en realidad, fue el único objetivo claro, la única certeza fundacional, la posibilidad de sobrevida. En este número 3, dedicado al Arte, el Pensamiento y la Política en Argentina, se vuelven a cruzar los saberes, las miradas, las disciplinas, las tensiones de la diferencia y ciertas sensibilidades compartidas. Mezcla que fue característica del derrotero tanto virtual como impreso de Contratiempo. Así celebramos con nuestros lectores y amigos estos (más de) diez años de vida.

viernes, 2 de septiembre de 2011

LA INFANCIA INTERRUMPIDA

Familia, Estado y Sociedad

La carga simbólica y emocional de la figura de un niño en la sociedad es tan pesada que todo acto de violencia ejercido sobre él adquiere una connotación desmesurada, de ofensa colectiva, de necesidad reivindicatoria. Más allá de la publicidad que adquiera cada caso, el asesinato o la desaparición de un niño hace tambalear, transitoriamente, cualquier sistema social porque se intuye una interrupción del ciclo vital, una violación del orden natural, un quiebre de esa continuidad que representan las generaciones. No se ama indiscriminadamente a los niños ajenos, se ama la atmósfera primigenia que ellos generan no solamente porque el tiempo fulgura como un recurso inagotable sino porque el propio se ve subvertido por los efectos de aquél. Cuando un niño es violentado, las miradas se vuelven hacia los que tenían la misión de resguardarlos precisamente del mundo adulto. Los alcances de esa misión son los que, en realidad, desnudan la atrocidad que esconde el principio mismo de toda estructura familiar: dar por sentado que una o dos personas están capacitadas para criar y proteger a un ser humano. El niño queda, desde su nacimiento, a merced de ese grupo familiar que en ningún momento necesitó convalidarse como idóneo para semejante tarea. La familia muestra, muchas veces, el poder monstruoso que posee por derecho de sangre: vulnerar el proceso vital del tiempo infantil. Esta tropelía puede ser sutil e imperceptible o visible y alevosa. En ninguno de los dos casos, el niño tiene muchas posibilidades de salvación: sus verdugos gozan de impunidad absoluta. Porque investigar las bases siempre conlleva la posibilidad de un peligroso resquebrajamiento de la estructura que se investiga. En este caso, de la sociedad en su totalidad.

(FOTO: CRÍA CUERVOS, 1976)