sábado, 12 de mayo de 2012

EL PASO INCLEMENTE DEL TIEMPO

La creación y el paso inclemente del tiempo


Toda arquitectura se crea y se desarrolla en el tiempo. Y así como es imposible que una niegue al otro, también lo es que no se transforme con su paso. El proceso de restauración o de recuperación de un edificio o de una zona histórica implica comprender este vitalismo de lo construido. Una obra siempre está siendo, aunque la propia materialidad infiera inmovilidad. Las tensiones que atravesaron el espacio a intervenir, la historia del territorio, la de las formas empleadas así como el contexto de producción y las condiciones de recepción al momento de su creación configuran el objeto arquitectónico pero es el paso del tiempo el que se encargará de ubicarlo en un lugar móvil a la hora de encarar su recuperación.

En el presente libro, Norberto Levinton rastrea este proceso en la arquitectura jesuítica de Buenos Aires a través de una selección erudita de fuentes y de un estudio pormenorizado de sus materialidades sobrevivientes. Pero no se trata de un trabajo historicista sino de un método dinámico: el pasado no queda atrapado en aquella letra impresa, ni siquiera en sus ruinas o rastros edilicios, sino que, como en la labor del excavador-historiador de Benjamin, se fundirá con las capas del presente para iluminar esas huellas que en toda ciudad moderna tienden a borrarse, generando imágenes de las que a la vez resultarán nuevas formas de percibir y de habitar. El trabajo de restauración obliga a ubicarse de una determinada manera frente a la historia y, a la vez, frente a la actualidad. O, dicho de otro modo, implica definir el lugar que tendrá la memoria dentro de una sociedad. Memoria fundacional pero también memoria del devenir. La creación, el esplendor y el derrumbe de las obras analizadas en este libro se espejan en la situación general de nuestro patrimonio arquitectónico: acciones arbitrarias alejadas de toda reflexión crítica y más preocupadas en cuestiones redituables u ornamentales, o representaciones caprichosas con aires de una posmodernidad obsoleta, tienden a negar que el espíritu de toda obra de arquitectura está en esos pliegues que funden al tiempo, su devenir y sus sucesivos testimonios

Arquitectura de la Compañía de Jesús en Buenos Aires constituye a la vez una huella para el futuro, una estación en la que será imposible no detenerse al encarar cualquier mirada hacia atrás para comprender y entender el propio presente. Y para no perder la memoria.

Zenda Liendivit / Abril 2012

Prólogo al libro ARQUITECTURA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN BUENOS AIRES / NORBERTO LEVINTON (Contratiempo Ediciones, Mayo / 2012)

viernes, 11 de mayo de 2012

ARIEL (9) / LA NOVELA AMERICANA

Cuando  se les interroga sobre los orígenes de su vocación, algunos escritores ensayan una serie de explicaciones acerca de sus biografías a fin de que, por lo menos en el relato, resulten atractivas. No era el caso de Sarah; ella escribía para dejar huellas. No una negociación con la posteridad, sino huellas concretas. La literatura funcionaba en su vida como forma de rastreo, como posibilidad de fijarse en un tiempo y en un lugar, y resultar ubicable frente a la incertidumbre.  El asesinato de Ariel en Barracas, la mayoría de las veces, no constituía para Sarah una opción posible: Ariel estaba desaparecido, habitaba esa zona gris que corroe pero que a la vez otorga esperanzas, una variante no zanjada por la contundencia de la muerte sino alimentada precisamente por la no certeza de ella. Aquella noche hubo muertos que, en cualquier caso, podrían ser los verdaderos destinatarios de las balas, simples sustitutos con el fin de lavar identidades, el producto final de una venganza o  representar cualquiera de las formas que adoptan los cuerpos en los ambientes delictivos donde predomina la acción y no las palabras. Cuerpos sentenciados pero también, cuerpos sustraídos que se transforman en presencias que brillan por ausencia y que generan, por este mismo motivo, una serie de efectos cuya autoría suele escapar al nombre propio. Incluso, a veces, hasta de quienes intentan apoderarse de ellos. En la imprevisibilidad del mito, en la libertad de su manipulación o en ese devenir azaroso en el que cae el cuerpo ausente de Ariel, se perfilaba el presente y el futuro de Sarah. Tiempos de pasados no resueltos, jamás resueltos, fundados siempre en una supresión, en un crimen, en una sustracción, en una estrategia de ocultamiento, en una búsqueda de conciliación. Y en infinitas maneras de apropiarse y reapropiarse de la historia, personal y colectiva.

(Fragmento del ensayo-novela Ariel, que saldrá editado este año)