sábado, 31 de diciembre de 2011

2011: OTRO AÑO QUE VIVIMOS EN PELIGRO



2011: otro año que vivimos en peligro

Trabajar en la cultura, en la producción y difusión de conocimientos, no es un pasatiempo. El imaginario colectivo, con mucha frecuencia, lanza esta actividad al terreno del ocio o de la desocupación. Y el trabajo independiente, fuera de las protecciones mercantiles o académicas, suele ser, lo sabemos muy bien, arduo y a veces bastante desalentador. Hay una cultura que tiende al menosprecio de lo que se refiere a las tareas del intelecto pero también hay intereses muy bien fundados para sostener dicho convencimiento. El pensar siempre fue una ocupación riesgosa, no solo para el que la realiza sino también para aquellos que están cómodos en un sistema establecido y protector. La sobreproducción de contenidos, de opiniones, de comentarios, de libros descartables, de blogs intrascendentes, de muros atiborrados de palabrerío, activos las 24 horas del día, en tiempo real para documentar la nada, de trivialidades estupidizantes, configuran un panorama desalentador para cualquier pensamiento que se pretenda relevante para la vida cultural de una sociedad. Funcionan como poderosos análgesicos del espíritu, el que entra en un letargo adictivo y pierde, por lo general, la perspectiva del tiempo. Que no es otra cosa que un presente que se disuelve a paso veloz y deja una nada que hay que llenar de manera inmediata. Del futuro, o mejor dicho, de una construcción a largo plazo, ninguna novedad a la vista.
Pero por otro lado, no es de extrañar que la Academia eleve el grito al cielo cuando siente que su hegemonía está en juego. El problema no radica en un asunto de vencedores y vencidos. El problema es que la aparición de otros centros de producción haría entrar en crisis las legitimaciones y las formas de circular, de producir y de canonizar los conocimientos que ella enarbola (y de paso, cargos, becas, institutos y toda la estructura parasitaria que la sustenta con fondos públicos). Pero esa crisis, muy saludable por cierto, solo sería real si esos institutos tienen como premisa fundamental, y fundacional, su condición de independientes de cualquier poder. Si funcionaran como sitios móviles donde se abordara lo no pensable. Y esto no se trata de rescatar a olvidados y malditos, o de fosilizar a la lengua en un Museo, sino de leer en otra forma, fuera de territorios preestablecidos a fuerza de normativas, jerarquías y márgenes, de corpus, léxicos y toda la parafernalia formal a la que se apela para domesticar los procesos de investigación. Y en otro caso, fuera de los intereses políticos del momento. No es infrecuente encontrar profesores que enseñan en los grandes centros mundiales de conocimiento al mismo tiempo que en la Academia Argentina. Interrogarse hasta qué punto influye ese doble lugar de enunciación, desde un país del primer mundo al nuestro, tampoco vendría mal. Qué autores son traducibles, qué discursos son taquilleros, qué pensamientos se adaptan a las necesidades de estos centros, qué formas no incomodan a esas historias: al fin y al cabo, pensar con los mecanismos, las normas y los intereses del centro cuando se está en el margen es la mejor garantía de perpetuar la dependencia y la exclusión, de fortificar la hegemonía en todos los órdenes, no solamente cultural, y de alimentar esa estupidez de la que hablábamos al principio. La instrumentalización del pensamiento en una estructura que ostenta al prestigio como elemento silenciador frente a la crítica o la prerrogativa de un Estado que se adjudica las formas de contar la historia, son los objetivos a demoler con estas nuevas formas de lectura. Que pueden surgir de los sitios más inesperados. Esa es la tarea más ardua para cualquier intelectual realmente independiente.

NOTA EDITORIAL REVISTA CONTRATIEMPO / DICIEMBRE 2011
http://www.revistacontratiempo.com.ar/

martes, 20 de diciembre de 2011

LIBROS / EL CENTRO Y LOS VÉRTICES (PRÓLOGO)


El centro y los vértices

Escribir implica que existe un problema y la escritura se propone como un espacio de reflexión sobre el mismo. Las diferentes formas estéticas planteadas en este libro —la literatura, el arte, el cine, los viajes, la ciudad, la infancia, las pasiones, las miradas sobre la actualidad— funcionan como superficies de exploración que tienen el objetivo común de pensar una época. No se trata de abordajes disciplinares, mucho menos de estudios con formas investigativas pautadas de antemano. Todo lo contrario: interesan en sus relaciones, en lo que hacen entrar en vecindad pero también, en lo que abisman y extrañan, en sus intercepciones a veces inesperadas. Cada texto breve conforma un vértice que siempre aspira a detonar un centro imposible, a tensionar un espacio, a volverlo singular. El discurrir tiene mucho de vagabundeo azaroso poblado de esas intensidades que oscilan entre las cuestiones eternas y las trivialidades de la vida cotidiana. El centro y los vértices es un libro personal que pretende, como cualquier obra, convertirse en material de construcción de épocas futuras. Anidan en él gérmenes de próximos libros: un ensayo sobre Borges, una novela sobre el amor y el destino y un cuaderno de travesías, tal vez una biografía. Se escuchan también rumores de anteriores. En todo caso, la escritura es el vértice, el centro, la obsesión y el problema.

martes, 13 de diciembre de 2011

LILA SAYS / EROTISMO Y CREACIÓN

Erotismo y creación

Una presencia rubia y bellísima que se desplaza entre una población morena y marginal no puede sino generar violentas convulsiones. Lila says no es tanto la puesta en escena de esta diferencia sino, más bien, los efectos que se generan cuando aquélla entra en suspensión. Tal vez Lila no pueda medir el alcance terrible que tendrán sus acciones pero sabe que juega en un campo minado. Esos hombres, artefactos dormidos a la espera de una mecha que los detone, se espejan en ella misma. Lila dice, con sus relatos, con sus miradas, con sus gestos a veces procaces, lo que en apariencia niega: ella, que es una discontinuidad dentro de una homogeneidad dada (barrio de inmigrantes árabes, morenos, marginales, al borde del delito), busca esa comunión que suspenda aquella interrupción a través del erotismo, que tanto despierta la pasión amorosa y creativa de Chimo como la destrucción mortal de sus amigos. Lila says corre los márgenes visibles, y previsibles, y devela una marginalidad aún más profunda: la de cualquier ser humano expulsado de toda posibilidad de integración.



sábado, 3 de diciembre de 2011

BORGES: HISTORIA DE UNA EMBOSCADA

DESDE LA ESQUINA ROSADA A FICCIONES
Historia de una emboscada
Política y Ficción en la obra de J.L.Borges

Una ciudad trazada a fuerza de geometría, razonamientos y ficciones es la responsable tanto del efímero triunfo como del fracaso de Lönnrot, el personaje de La muerte y la brújula. Nada de heroísmos ni valores trastocados por el cruce de fronteras, ninguna densidad espacial productora de crímenes o instigadora de conflictos, como ocurría en Hombre de la esquina rosada, donde el personaje, Rosendo Juárez, todavía está tensionado entre dos mundos, la metrópolis con los modernos bárbaros y la pampa con los antiguos héroes. La muerte y la brújula es el enfrentamiento de dos razones y sus estrategias. La venganza planificada por un lado, el desafío deductivo por el otro. En el medio, la ciudad que se instrumentaliza para cumplir con el objetivo de ambas.
En el relato de Borges, Buenos Aires se transforma en un espacio a intervenir en donde la eficacia rige el éxito de la empresa. Aquél que mejor utilice la razón, la deducción y los conocimientos sobre el otro, ganará la partida. Si la verdad reside en el que mejor construye una historia, o en la posibilidad de construirle ficciones al otro para que circulen con visos de verdad, ésta siempre está sujeta, o respaldada, por esa capacidad de la razón que articula los elementos de manera lógica, al margen de aquellas fuerzas ocultas que serpenteaban su literatura hasta mediados de los años 30. El extrañamiento de la Buenos Aires de Ficciones no es tanto la atmósfera pesadillesca de quintas simétricas con monstruosas estatuas, mezcla de villa palladiana y parafernalia gótica; o el espantoso coctel metropolitano que junta la lechería con el burdel, o la tradición de compadritos y cuchilleros con la judía y la irlandesa. No reside tampoco en la utilización de extranjerismos intercalados con las coordenadas y los símbolos de una Buenos Aires reconocible. El extrañamiento está dado precisamente por esa razón instrumental que organiza los restos de épocas pasadas de acuerdo a un artificio blindado en pos de un objetivo. Como en Kafka, estos restos llegan en forma de ruinas, pero a diferencia de éste, donde provocan efectos de verdad por su fuerza original, aquí se resignifican como herramientas funcionales dispuestas para un determinado fin. O, lo que es lo mismo, para que la ficción se muestre a sí misma como espacio controlado y ordenado donde el absurdo y la imprevisibilidad son algunas de las tantas probabilidades también pensadas en términos racionales ...
 (Bajar el texto completo en
 www.revistacontratiempo.com.ar/liendivit-borges_politica.pdf)


(El presente texto forma parte del N° 3 de Revista Contratiempo, "Arte, Pensamiehto y Política" y, en versión ampliada, del libro EL CENTRO Y LOS VÉRTICES. TEXTOS E IMAGENES DE LA VIDA MODERNA).