jueves, 29 de enero de 2009

Política y Asesinato

No hay discusión política posible frente a las masacres
Encontramos este texto en la Contratiempo Digital, escrito hace casi 6 años durante la guerra de Irak. Viene tan bien para estos dìas que decidimos reproducirlo en el blog. La versión completa se puede leer en: http://www.revistacontratiempo.com.ar/guerramedios.htm


La comunicación y la guerra
El principal obstáculo para escribir un artículo sobre la guerra es la saturación. Las palabras y las imágenes recibidas se atropellan en nuestra mente hasta lograr el efecto contrario. Quedamos vacíos por exceso. El tiempo real o, mejor dicho, la ilusión de tiempo real nos instala en el espanto frente a las pantallas –los diarios de papel pierden vigencia en segundos.
Estamos apabullados de discursos bélicos: cifras de muertos y heridos, detalle de armamentos, cálculos de probabilidades, gastos estimados, ciudades tomadas, sitiadas, incendiadas, estrategias, intenciones, disculpas, errores, males necesarios, etc. La expulsión, el despido o la desaparición de periodistas habla de múltiples frentes de batalla. Y el de la comunicación, indudablemente, puede llegar a ser más temido aún que la guardia republicana y las armas químicas juntas. ¿Eran 15 o 1500 los civiles muertos? La difusión de los números, así como de las razones de la invasión, adquiere como nunca vital importancia. Aterran las posibles comparaciones, no por un problema de conciencia sino de discurso, de posiciones. Mientras que las cifras publicadas estén bien lejos de, por ejemplo, seis millones, las cuentas cierran. Mientras que no se perfilen atisbos de maldad desmedida –nada de experimentos ni de saña gratuita o irracional- la guerra se mantiene saludable. Hitler hubo uno solo y es mejor que esto quede bien en claro. El monstruo está identificado, es el necesario estado excepcional y demoníaco que permite la impunidad, por comparación de atrocidades publicadas, de sus iguales. De oriente y occidente, de norte y sur. Los discursos sobre la liberación, los enemigos peligrosos para la humanidad y el mal menor resultan eficaces. La cuestión de las masacres pasa entonces por el costo imprescindible, el error humano, el pedido de disculpas. O, lo que es lo mismo, por lo inevitable, la imperfección y el sentido de responsabilidad. Ésta, como otras anteriores, es una guerra de palabras, una especie de negociación lingüística. El inocente que se calcinó en Iroshima, en Auschwitz, en Vietnam o en las llamas de las torres gemelas; el argelino torturado por tropas francesas, el niño de Acosta Nú, en la Triple Alianza, o el de la maternidad de Bagdad, están ubicados, en este orden maleable del discurso, en lugares diferentes –al margen de que el concepto de seres humanos sufre en estos casos serias variaciones-. La bomba atómica, el gas letal, el napalm, las bayonetas, los misiles y los aviones enloquecidos, también. Lo único que se mantiene inalterable es el horror. A las víctimas de los campos nazis las mató la bestia. Los muertos de la maternidad de Bagdad pueden descansar tranquilos, no fueron parte de un maquiavélico plan de exterminio de una mente enferma. Fueron el costo necesario -el sólo hecho de remarcar que una familia murió, mostrar el velorio y describir el suceso, da a entender que los otros vecinos gozan de buena salud; la identificación detallada de las víctimas habla de que allí no hay asesinatos masivos sino tan sólo accidentes inevitables, propios de toda guerra. La cuestión de la guerrilla urbana es el otro permiso para justificar las acciones cometidas contra civiles: debajo de cualquier túnica puede estar agazapado el temible enemigo, armado hasta los dientes.
Frente a este panorama ¿con qué medios contamos para comunicar los cuerpos destrozados, torturados, quemados, pulverizados, estallados, sin que ellos se vuelvan en contra de su objetivo? Legitimadas por la razón, desactivadas por la proliferación de las imágenes, del exceso informativo y de la instantaneidad periodística y enmascaradas por los intereses creados, la muerte y la violencia generadas por la guerra, por cualquier guerra, quedan supeditadas a esas variables discursivas, las que finalmente decidirán la suerte histórica del criminal de turno y de su empresa. De allí saldrán los monstruos o los salvadores de la humanidad. Quiénes conforman esa humanidad y quiénes quedan irremediablemente afuera no es más que la otra cara de la misma moneda.
Zenda Liendivit / 2003

jueves, 22 de enero de 2009

Ejercicios de verano (10) / BLOGS

Cada día veo menos, creo, menos mal ...



La blogósfera me recuerda a aquella metáfora que circulaba durante mis años de estudiante universitaria en la década del 80. Las facultades, con sus matrículas multitudinarias, eran consideradas entonces playas de estacionamiento cuyo fin oculto consistía en retener a los jóvenes durante largos periodos para contrarrestar la desocupación y la nada. Un estado de feliz inconsciencia con apariencias de productividad en tiempos de crisis ¿Se puede hablar el día entero y decir cosas interesantes? ¿Tenemos la obligación de opinar y de intervenir en cuanto tema se ponga de moda como eternos surfistas que se deslizan sobre la superficie del agua sin jamás zambullirse al fondo ? Tanta energía en entradas que se olvidarán en apenas unos minutos, tanta agresión sostenida entre los lectores, tanto esfuerzo y sobre todo, tanta ilusión de que se está haciendo algo. ¿Qué? ¿No será la blogósfera un exterminador de voluntades? ¿Cómo quedará un ser humano que ejerce este palabrerío activo al cabo de, digamos, un par de años? Sería recomendable cultivar, de vez en cuando, un sano autismo intelectual: no ver, no leer, no escribir, salvo que valga la pena. Pena, que implica esfuerzo, distancia, aislamiento y, sobre todo, espíritu crítico para reconocer que no todo lo que se piensa es una genialidad digna de ser publicada. Y menos aún, comentada por cientos de personas.Quedan excluidos de estas reflexiones aquellos blogs iluminadores, aquellos donde el autor vuelca su obra como lo haría en cualquier otro soporte. Obras del pensamiento, de arte, de reflexión, que no precisan de la respuesta automática: todo lo contrario, que invitan a pensar.

miércoles, 21 de enero de 2009

La Editorial de Morticia N°4


Sombras tenebrosas
A fines de la década del 60 se emitía por televisión ¿Es usted el asesino?, una miniserie protagonizada por Narciso Ibañez Menta, en la que un criminal mataba a sus víctimas con un paraguas apuñalado, siempre en horas de la noche. Cada capítulo concluía con el primer plano de un dedo acusador y la inquietante pregunta del título. Nosotros no sabíamos si le temíamos más al que andaba por las calles eliminando gente o a esa cita semanal nocturna, a la que, sin embargo, nadie faltaba y en la que todos nos sentíamos un poco víctimas y un poco culpables.
La noche siempre necesitó de credenciales para circular con libertad en el imaginario de la población considerada honesta. Pero más allá de la responsabilidad, real o ficcional, de cobijar poetas, locos, prostitutas, maleantes y otros desechos de las grandes metrópolis, la verdadera culpa de la noche está en la capacidad de transfigurar las certezas diurnas. La nocturnidad conforma ese espacio donde desde el mismo lenguaje se aloja todo aquéllo que no puede ser absorbido por la ciudad. O que, en todo caso, necesita ser reformulado para su utilización. La ciudad nocturna son las luces de Corrientes y de Madero pero también el tráfico cartonero, las villas, la violencia social y todos los cromagnóns reales o potenciales que anidan en ella. Es el espacio institucionalizado del placer, del ocio y del sueño, pero también el reducto del mal. Pensar la noche de alguna forma también es pensar la muerte, es el colapso, precisamente, de la idea que hay un orden y que estamos sometidos a él para que la maquinaria urbana funcione. Un orden del discurso, que puede ser político, social, académico, comunicacional o simplemente del habla cotidiana. La noche, para ser digerida por éstos, necesita, necesitó siempre, ser transformada en una entidad sujeta y sujetable, desmantelada de sus contenidos descontrolados, o volverse espectáculo redituable. El principal objetivo siempre fue iluminarla. Acorralar a las sombras para que se exilien en el margen negado, o se cosifiquen y se vuelvan inofensivas (así le ocurrió al tango prostibulario en las primeras décadas del XX y al trabajo sexual no convencional y sus zonas rojas en la actualidad). El pensamiento nocturno no solo acontece a las tres de la madrugada, aunque tal vez la hora favorezca su desarrollo. No tiene paradero conocido aunque hay una geografía de la nocturnidad que fija sus coordenadas tanto en la trivialidad como en la catástrofe, en ciertas poéticas no complacientes, generalmente ignoradas, en ciertas miradas inquietantes, también en algunas formas del silencio. Es el pensamiento que dando por sentado que todos podríamos ser los asesinos, se pregunta qué crímenes estaríamos dispuestos a cometer.

(NOTA EDITORIAL DEL NÚMERO 4 DE MORTICIA, NOCHE EN LA CIUDAD)

lunes, 19 de enero de 2009

Ejercicios de verano (9) / DUCHAMP

Duchamp, La Boca y el vidrio



Duchamp está en La Boca; sus obras se suceden, un poco monótonamente, a lo largo de las blancas salas de Proa. Afuera, en un duelo imposible entre vanguardia y tradición, el barrio intenta colarse a través de las fachadas de vidrio del nuevo edificio de la Fundación. Nos asomamos a la terraza de la confitería y tenemos una vista privilegiada de una de las zonas más taquilleras de Buenos Aires: una horrible y superficial pareja de bailarines de tango abre un hueco en sus rostros de madera para que sean ocupados por los interesados de turno; un par de bailarines de tango de carne y hueso empieza su rutina una y otra vez ante la multitud que se agolpa alrededor. Las chapas de los conventillos, colores perfectos como para que salgan bien en las fotos, centellean bajo los rayos del sol de la tarde de domingo. Negocios y kioscos atiborrados de objetos en serie para contener las hordas ansiosas de llevarse un certificado de que estuvieron allí. Un poco después, las cantinas; un poco más allá –casi todo el barrio- la pobreza y el abandono que quedaron afuera del interés urbano y del circuito turístico. Justo enfrente, y dominando el riachuelo, el cielo y el horizonte, el monumental puente Avellaneda. Otra obra de arte.

martes, 13 de enero de 2009

Ejercicios de Verano (6) / Ciudad Posmoderna

Fuego
La ciudad posmoderna es aquélla en la que cada fragmento se resuelve por sí solo con independencia de los otros. Suprimida la función social de la ciudad, detentada por los principios de la modernidad, los fines que guían a aquellos sectores más acomodados son el lucro, el status o la demostración de poder. Así se entiende que mientras más se ilumina el corredor norte o Puerto Madero (con el metro cuadrado más caro de la capital), se puedan incinerar con total tranquilad y sin mucho sobresalto seis niños en una casilla precaria en un edificio tomado de La Boca. Seis hermanos que murieron abrazados bajo una mesa a la espera de un rescate que nunca llegó. Frente a la pobreza reaccionaria de esa ciencia llamada Urbanismo, y el deseo implícito de todo gobierno (no solo el actual) a no pensar jamás la ciudad, Buenos Aires sigue consumiéndose entre la fastuosidad, el desalojo y las llamas.

domingo, 11 de enero de 2009

Ejercicios de Verano (5) / CAMUS

El estado de terror
Gaza nos atormenta, nos atormentan los niños, nos atormenta la impunidad y el disparate -como aquello de “las guerras justas” o los genocidas solidarios que informan a sus víctimas sobre la próxima bomba que les estallará en su casa. Recordamos a Camus cuando habla de la “moral de la pandilla” y del desprecio como instaurador del fascismo. El hombre rebelde: una lectura recomendable para los tiempos que corren:


"El terror irracional transforma en cosas a los hombres, "bacilos planetarios", según la fórmula de Hitler. Se propone la destrucción, no solamente de la persona, sino también de las probabilidades universales de la persona, la reflexión, la solidaridad, el llamamiento al amor absoluto. La propaganda, la tortura, son medios directos de desintegración; más todavía: la decadencia sistemática, la amalgama con el criminal cínico, la complicidad forzosa. Quien mata o tortura no conoce sino una sombra en su victoria: no puede sentirse inocente. Por tanto, tiene que crear la culpabilidad en la víctima misma, para que en un mundo sin dirección la culpabilidad general no legitime sino el ejercicio de la fuerza, no consagre sino el éxito. Cuando la idea de inocencia desaparece en el inocente mismo, el valor de potencia reina definitivamente en un mundo desesperado. Por eso es por lo que una innoble y cruel potencia reina en este mundo en el que sólo las piedras son inocentes. Los condenados se ven obligados a ahorcarse los unos a los otros. Es asesinado el grito puro de la maternidad misma, como en esa madre griega a la que un oficial obliga a elegir a aquel de sus tres hijos que será fusilado. Así se ve, por fin, libre. El poder de matar y de envilecer salva el alma de la orquesta de presidiarios, en los campos de la muerte."

jueves, 8 de enero de 2009

Houston, tenemos un problema

La confusión de un robot
Ayer recibimos un mail de Blogger avisándonos que este sitio estaba sospechado de ser un blog spam. Más adelante, cuando seguimos los enlaces indicados, aparecían las disculpas porque no éramos un blog spam (puesto que habíamos respondido digitando la contraseña correspondiente). Si no lo hacíamos, deleteaban el sitio en 20 días. De todas formas, el blog quedaría sujeto a revisión. Bueno: desconocemos el mecanismo de Google para seleccionar a los sitios sospechosos. Este blog es un espacio de cultura y espera seguir en el aire (si la robótica y las pruebas a nuestro favor lo permiten).

lunes, 5 de enero de 2009

Ejercicios de Verano (3) / NINE LIVES

Nine lives: Una buena en la Televisión



Enfermedades, incomunicación, infidelidad, abusos, muerte: de eso se trata la vida. Nine lives habla de nueve mujeres y sus historias, de lo que las debilita y a la vez las fortalece, de lo que las conecta y las desintegra. Armado en nueve episodios, titulados con el nombre de cada uno de los personajes fermeninos, bucea tanto en la desesperación frente a lo insoportable como en las estrategias de supervivencia. Maggie, el último, parece coronar de alguna forma esta búsqueda: si somos criaturas del tiempo, no necesariamente tenemos que someternos a los imperativos de una linealidad impuesta. Tenemos la posibilidad de administrarlo a nuestro antojo, de ubicarnos en perspectiva y decidir nosotros mismos el punto de fuga. Habitar aquél que nos salva, construir nuestro espacio propio, así sea en el cementerio. Eso es lo que hace Maggie para sobrellevar la atrocidad que le tocó en suerte, tal vez una de las cumbres del dolor humano (y que Glenn Close y Dakota Fanning se encargan de hacernos sentir en carne propia sobre el final). Lo vimos en Isat, el domingo a la noche.

viernes, 2 de enero de 2009

Ejercicios de Verano (2) FOTOS

El Indio Solari en La Plata (21/12/08)


La llegada



La espera




El recital

Jijiji: La ceremonia del final