viernes, 15 de mayo de 2015

FUTBOL Y (VIEJA) ACTUALIDAD / VALLE DE PASIONES

Valle de pasiones


Un equipo de fútbol es como un moderno ejército de guerreros que busca vencer al enemigo de turno para conquistar una meta y plantar una bandera. Los fieles seguidores le exigirán lo que se espera de cualquier ejército: voluntad de poder, deseos de gloria, esfuerzo y victorias. Y, por supuesto, un par de héroes conductores a quienes idolatrar y a quienes defenestrar luego, cuando las condiciones así lo requieran ....
Por sus manifestaciones concretas, la pasión futbolera es, tal vez, una de las expresiones más visibles del deseo. El ritual que implica un encuentro de fútbol -un horario definido, un día en particular, las horas previas, etc.- hace de esta espera una forma de adicción y origina dos tipos de seguidores bien diferenciados. Por un lado, el hincha 'respetable', que va a la platea, sufre civilizadamente frente a un televisor, comenta el partido al día siguiente entre los amigos y compañeros de trabajo, es la cara 'sana' del deporte. Es el destinatario y a la vez el soporte legal de la estructura. Por el otro, el "barra brava", la parte maldita de la sociedad, es el elemento que supuestamente traslada su condición de marginal a dicha estructura para desestabilizarla. Esta división en la forma de vivir un partido origina un doble movimiento: mientras que el hincha saludable logra excluirse del tiempo cronológico que lo aletarga, el "barra brava", que vive excluido las 22 horas restantes de su vida, logra una efímera inclusión en el momento en que da rienda suelta a sus instintos. El instante mágico que acontece en la cancha rompe tanto el tiempo que agobia como el que excluye, e integra a excluidos y agobiados en una continuidad ajena a cualquier medida, espacio o cálculo, en una especie de tiempo mítico. Por otro lado, si el "barra brava" manifiesta su fanatismo de una forma mucho más violenta y agresiva que el otro, se debe a que lo que está en juego en ambos casos es muy diferente. Mientras que para el hincha tranquilo, el éxtasis futbolístico es una alternativa más para salir de su realidad, para el primero es una cuestión de identidad. En ese instante, el barra brava es.

(Fragmento Nota Editorial Revista Contratiempo / Junio 2002)