Hace más de diez años nos preguntábamos en "Las tramas secretas" (Nota editorial Septiembre 2002) acerca del cuerpo y el mundo digital. No se trataba tanto de los alcances de la libertad sino de las posibilidades de actuar en dicho mundo y sobre todo, de las tensiones y las reacciones que lo modificarán y a la vez, las que producirá ese cuerpo en dicho entramado. La ficción ha dado en este tiempo algunas pistas. Tecnología mediante, se ha comprobado que basta uno solo de esos cuerpos para modificar las relaciones de fuerza y provocar estallidos mundiales: recordemos “El quinto poder”. O generar consecuencias directas sobre un espacio físico determinado, como se ha visto en la excelente “A los ojos de todos”. En “Who am I" (que rinde tributo a ambas), hay sin embargo una vuelta de tuerca, algo parecido a un retorno. Como si en casi dos décadas, las cuestiones estuvieran liquidadas y hubiera que pensar de nuevo en aquellas viejas preguntas fundacionales. Esto es lo más interesante de un film que habla en alemán pero que tiene un inconfundible, y muy bien logrado a veces, aire hollywodense.
