Como
dice Poe (creo que en "Berenice"), el presente glorioso y fugitivo
será mañana dolor del recuerdo de lo perdido. El presente nefasto no solo por
sus condiciones intrínsecas sino por la certeza de su retorno. Nunca estamos
donde querríamos estar. Y menos ahora, con el otro como sospechoso, respirando
a nuestro posible victimario, encerrados. ¿Encerrados? ¿Cuándo no lo estuvimos?
¿O alguien todavía cree en la "libertad"? Virus o mecanismos de
domesticación y adoctrinamiento: la libertad a lo sumo es tomar consciencia de
su pérdida definitiva (y no necesito a Foucault para pensar esto, aunque
"La gran extranjera" es un libro precioso).