Publicar libros es una tarea difícil en la Argentina. Pero también una apuesta donde, muchas veces, se nos va gran parte de la vida. El tiempo del libro y el tiempo personal suelen entrar en conflicto. Uno no termina de asimilar que allí quedó atrapado un tiempo. Un tiempo que de alguna forma va a volver transformado cuando aquél empiece a circular y nos miremos, autor y libro, como dos extraños. Ambos pensando ya, seguramente, en otra cosa.