miércoles, 14 de octubre de 2015

CUERPOS PRIVADOS

Cuerpos privados

El espíritu sensible es aquel que percibe las diferencias, las a veces delgadísimas líneas que separan una cosa de otra. El que descubre intersticios en las paredes del “todo lo mismo”. Un embrión no es un quiste, ni un grano, o un tumor. Es una potencialidad vital, no importa el tiempo de insistencia que posea dentro del útero. Porque el embrión es insistencia de vida, ratificación, a veces, insolencia. El aborto voluntario, ese que se defiende con el argumento satisfecho del cuerpo como propiedad privada, se funda principalmente en la vulgaridad extrema de aquella indiferenciación. En la destitución previa de lo suprimido de su estatus ontológico. Como ocurre también con esos hombres que aniquilan a “sus” mujeres cuando estas pretenden, como molestos granos sublevados, nacer a la vida independiente. O con los padres propietarios de sus hijos; o con los patrones terratenientes de sus empleados; o como con cualquier represor con el cuerpo de su reprimido. Habría que revisar los conceptos de cuerpo y propiedad, cómo circulan y cómo se construyen en esta época moderna. Y sobre todo, cómo estamos implicados cada uno de nosotros en esas construcciones.

La foto pertenece a la exposición Imaginarios eróticos / Museo Nacional de Bellas Artes, Diciembre 2014