martes, 30 de septiembre de 2014

ZURICH, TENSIONES Y MONOTONÍA

Zurich, tensiones y monotonía

Se terminó el ruido, las multitudes, las calles y veredas tomadas por asalto. Dejamos Ámsterdam y llegamos a la ordenadísima Zurich, la cuna del dadaísmo, del Cabaret Voltaire, de Tristan Tzara, de Hugo Ball, de Picabía, de Otto Dix. Es difícil imaginar, en esta ciudad de tensiones ausentes, la ruptura, la provocación, el escándalo de aquellos días. 1916 reza la inscripción de la entrada al Voltaire. Hoy apenas una arquitectura recordatoria. Un poco más arriba, en las colinas, la Universidad de Zurich, una clase de filosofía y el Archivo Tomas Mann. Abajo, a media mañana, una bella feria de víveres y flores, que retorna a la ciudad a sus épocas de aldea.