viernes, 10 de febrero de 2012

BAHIANAS (4) / OTRAS PALABRAS

La ciudad de Salvador de Bahía: otras palabras

Tomar un auto y extraviarse por las calles de la ciudad: esa es la mejor manera de conocer Salvador de Bahía (y huir de los circuitos turísticos). La caminata en estos casos es imposible: no solo porque está asentada en morros, lo que la convierten en una montaña rusa, donde las subidas y las bajadas se suceden en forma extenuante y cuyas pendientes, a veces, desafían la fuerza de la gravedad, sino por su extensión. Atravesada por autopistas, avenidas de tránsito rápido (rapidísimo en manos de los experimentados conductores) y favelas que se alternan con edificios modernos y suntuosos, la ciudad es un laberinto inesperado donde  puede surgir cualquier elemento urbano a la vuelta de la curva. No soporta rutinas ni perfiles definidos aunque sí se intuye un ritmo propio que tiene mucho que ver con sus raíces. Salvador se espeja en sus habitantes casi hasta la mímesis: desbordante, un poco exagerada pero densa hasta niveles también insospechados. Una suerte de trasfondo donde la melancolía negra se revela como elemento constitutivo que va mucho más allá de espectáculos recreados para el turista y aumentados como marca publicitaria de la región. La violencia original, la sensualidad y cierta conciencia de destino trágico funden cuerpos, arquitectura, historia y naturaleza en un solo dispositivo que funciona en bloque y donde cada uno corre la misma suerte del conjunto.








Farol da Barra
Vistas desde el Fuerte Monserrat (el puerto y ciudad alta-ciudad baja)
Vista del elevador Lacerda y entorno desde el Mercado Modelo
Ejército en Porto da Barra y diario del día 10/2/12
(FOTOS ZENDA LIENDIVIT, 10/2/12)